Uno de los propósitos del lenguaje es comunicar y nosotros, los lectores como receptores de idiomas y culturas estamos de enhorabuena. Cada vez es más frecuente encontrar libros traducidos directamente del japonés al español. Antes se traducía bastante del japonés al inglés y del inglés al español con lo que eso conlleva. Pérdida de matices en la traducción y de diferencias culturales o de falta de recreación de la atmósfera original del libro. En definitiva uno se sentía a veces Lost in Translation.
Otras veces no existía una traducción, es el caso de muchos mangas que detenían su producción porque no llegaba la traducción a los mercados españoles, pudiéndose conseguir solo traducidos al inglés en mercados anglosajones.
Además hay muchos lectores que no sólo son fans de un determinado autor o se han leído todas sus obras, sino que hay lectores que ya tienen sus preferencias de traductores también y miran quien ha sido el traductor de la obra, leyendo únicamente libros traducidos por esos traductores en concreto.
Con el auge de la cultura oriental y el interés por el mundo japonés, celebro la buena traducción del Libro Los Misterios de la Taberna Kamogawa. El traductor ha sabido perfectamente traducir al español el mensaje de ese libro. No solo se traducen palabras. Nagare y su hija Kamogawa Koishi trabajan en una taberna en Kioto en la que gente acude para que les preparen esos platos que en un momento determinado les hicieron sentirse diferentes. Para su preparación Nagare y su hija Kamogawa Koishi indagan en el cliente para poder elaborar ese plato perfecto. No solo es una historia bonita sino que te descubre muchos aspectos de la cultura japonesa que en el mundo occidental se desconocen. Los relatos son fluidos y se consigue evocar un mundo lleno de sabores.
Cuando lees este libro no sientes que haya sido una traducción a la ligera, ni que el libro haya sido traducido por una IA. Ha habido un trabajo de leer y releer la obra.
Celebro la labor del traductor como vehículo entre culturas que nos permite conocer el pasado o la cultura de un país cuando a veces no es posible conocerlo de otra forma.